22 febrero, 2021
Ataques a la monarquía, al feminismo, a la clase política, al capitalismo a la unidad nacional y, al igual que muchos de los antisistema que estos días salen a la calle a perpetrar actos vandálicos con la excusa de defender la libertad de expresión, también al turismo. Un tuit publicado em 2017 por Pablo Hasél, que ingresó recientemente en prisión y que está condenado por múltiples causas judiciales, revela que el rapero también odia a uno de los sectores más importantes de la economía nacional y, por extensión, a aquellos que lo defienden.
“A todos los tertulianos y politicuchos acomodados que defienden este modelo de turismo, habría que ponerlos a servir por una miseria”, escribía Hasél en aquel 2017 en el que el sector remontaba el vuelo tras haber sufrido los efectos de la gran crisis financiera que tanto lastró el avance de la economía española.
Algunos de los participantes en las manifestaciones a favor del rapero que desembocaron en destrozos e incluso en saqueos en tiendas también hicieron bandera de esa ideología antiturismo. Pintadas con mensajes como Tourist go home o Guiris fuera aparecieron en las paredes de urbes como Barcelona, una de las ciudades más visitadas de todo el mundo.
Los actos vandálicos que acompañan a las manifestaciones de protesta contra la encarcelación del rapero preocupan a quienes viven del turismo y no sólo por los destrozos en negocios de hostelería, sino también por la imagen de España que se proyecta al exterior.
“La verdad es que todas estas manifestaciones y todos los problemas de violencia amenazan la imagen turística. La marca se ve resentida. Cualquiera que quiera viajar a Barcelona, por ejemplo, viendo las tres noches que llevan, es muy probable que pierda la motivación”, apuntaba el pasado viernes el presidente de la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH), Manuel Vegas, que no duda en calificar las algaradas como “una tontería de unos cuantos niñatos que no tienen ni idea de lo que es la libertad de expresión”.
Hostelería de España también expresó su malestar por los sucesos, que llegan, además, en un momento especialmente duros para bares y restaurantes. “Una vez más, toca a este sector pagar los platos rotos. A las pérdidas por el impacto de la crisis del coronavirus, ahora hay que sumar los destrozos que han realizado los radicales en negocios de distintas ciudades españolas”, lamenta la entidad.