20 septiembre, 2022
Así definía Gabriel García Márquez a la Barcelona de antaño y así ha sido durante muchísimos años. Barcelona, la ciudad amiga, la ciudad de las luces, del mar y la montaña, la ciudad de los contrastes. Señorial por naturaleza y emblemática en el turismo de España. ¿Qué está pasando con la luz de Barcelona?
Una ciudad con muy buenas conexiones por tierra, mar y aire, que ha estado luchando para conseguir atraer visitantes de diferentes partes del mundo, llegando a considerarse en muchos países como la ciudad favorita de entrada para visitar España.
El propio Ayuntamiento de la ciudad está ayudando a que descienda la imagen positiva de la Ciudad Condal. Desde la parte pública se está realizando un gran esfuerzo para conseguir que el número de turistas en el centro descienda, llegando a imprimir entre muchos ciudadanos la turismofobia.
El consistorio, desde hace meses, está consolidando una campaña para desestresar el centro de la ciudad, reduciendo a la mitad la circulación de autobuses en el núcleo de Barcelona. Ha sido reorganizada para alejar del centro las paradas de los buses turísticos privados, dejando a los turistas en puntos muy lejanos que incomodan su llegada al inicio de sus visitas andadas. Estas paradas tan comunes son donde se puede disfrutar de los monumentos y llevarse un recuerdo en la retina, o bien a través de fotografías.
La queja del sector sigue en aumento porque estas acciones no hacen más que espantar a los turistas, dejando totalmente desamparada la parte privada. Mientras, otros autobuses como los “Bus turistics” avalados por el ayuntamiento (recordemos que estas empresas consiguen el “producto” a través de concursos) siguen teniendo permiso de parada en puntos céntricos de la ciudad, no considerando que las concentraciones y largas filas de turistas para acceder a estos buses sea molesto para la población, cuando la realidad es otra muy distinta.
No debemos olvidar que Barcelona es una ciudad de aproximadamente 100 km², concentrando el interés turístico en apenas 15 o 20 km². Recordemos que en el 2019 la Ciudad Condal recibió un 5% más de turistas que en el 2018, llegando a un total de 11.977.277 y 33 millones de pernoctaciones, lo que supone un 5.6% más que el año anterior. El 47% de todos estos turistas que visitan Barcelona son repetidores, pero quizás ahora comiencen a incluir en sus planes otras ciudades.
El Ayuntamiento de la Ciudad Condal, regentado por la alcaldesa Ada Colau, pretende un cambio radical del modelo turístico implantado hasta ahora. El principal objetivo es desplazar el turismo hacia playas, Camp Nou, Parque Güell o el Turó de la Rovira, descongestionando el centro. En cualquier caso, la última palabra siempre la tendrá el propio turista.
Con una merecida medalla de plata en el ranking de ciudades más visitadas con pernoctación en el año 2019 (nada menos que 8.520.415 turistas que pasaron por lo menos una noche en la ciudad, por detrás de Madrid que recibió 9.963.195, según datos del INE) encontramos una campaña antituristas que cada vez preocupa más a los profesionales de la provincia y en general de la industria de ocio en España.
El formato de turismo que existía desde hace años está dando un giro de 180 grados, y será el turista el que finalmente decida si las condiciones actuales de la Ciudad Condal tienen la suficiente fuerza de atracción, o por el contrario, prefieren confiar en otros lugares dando la oportunidad a aquellos que sí quieren al turista en sus calles.
La falta de limpieza y el crecimiento de la delincuencia son otros de los factores que están desviando el turismo hacia otros puntos de España, como Madrid, Málaga, Sevilla, Granada o Valencia, y podríamos enumerar muchas más. Cada una de ellas está recogiendo el testigo para ser estandarte en el turismo de negocios y MICE, segmento en el que Barcelona tenía el puesto más alto en el ranking.
Vamos a cruzar los dedos para no perder una de las joyas de la corona del turismo en España y conseguir encontrar la vía perfecta en la que el turismo pueda convivir sin problemas con los propios ciudadanos.
Y como Vargas Llosa dice en su frase: «Y Barcelona me parecía no sólo bella y culta, sino, sobre todo, la ciudad más divertida del mundo». Dejemos que esta fantástica ciudad siga divirtiendo a los visitantes que entusiasmados llegan hasta ella.