21 mayo, 2020
El cliente quiere superar el estado de miedo personal, familiar y profesional, y empezar el camino de la nueva felicidad. Para conseguirlo, necesitaremos todos toneladas de formación de las dos grandes asignaturas pendientes: la inteligencia emocional, que nos ayudará a desarrollar la resiliencia, la resistencia, la empatía y la asertividad que nos darán fuerza para ser positivos, proactivos y posibilitas… y la inteligencia racional, con la serenidad y la responsabilidad de la experiencia convertida en innovación y la capacidad de influir, potenciando nuestra orientación a las soluciones practicas.
«Necesitaremos dos toneladas de formación y las dos grandes asignaturas pendientes: inteligencia emocional e inteligencia racional
Estas dos asignaturas son necesarias para encontrar tanto la armonía propia, como la relacional. Los clientes ya no querrán ir sólo de vacaciones con la que esta cayendo, sino que querrán escaparse para ser felices y estar seguros. Ya no explicarán dónde han estado, pero sí la excelencia en el trato, la seguridad total, los detalles recibidos, la belleza del lugar, la confortabilidad, el reconocimiento, si se exhibe simpatía en los servicios y cruces con ellos, en las soluciones a tiempo real de sus solicitudes y en que se suavicen los tiempos de espera.
Los clientes ya no querrán ir sólo de vacaciones con la que está cayendo, sino que querrán escaparse para ser felices y estar seguros
Por ello, hay que reconvertir a todos los profesionales en vendedores de felicidad para conseguir que los clientes se conviertan en EMBAJADORES DE NUESTRA MARCA, porque cuando la demanda supone la fidelización, esta es la llave maestra para convertir a los clientes en recomendadores proactivos con más influencias reales que la publicidad.
Hay que reconvertir a todos los profesionales en vendedores de felicidad para conseguir que los clientes se conviertan en embajadores de nuestra marca
1 Comments
Por que ahora tenemos que cambiar, es que se no se trató bien al cliente antes,. Mi opinión es que hay que tratar al cliente ni más ni menos como nos gustaría que nos tratasen a nosotros, con amabilidad, respeto, cordialidad, y profesionalidad, ayudando y sirviéndoles, durante toda su estancia,, despedirle con la mejor de nuestras sonrisa, y estoy seguro que esto es suficiente y el cliente será nuestra mejor y más barata promoción.