16 abril, 2023
La Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, ya está abierta para todos los que se acerquen hasta allí. Este acto, que se produce tras los golpes de un martillo, marca el inicio de un nuevo Año Santo Lebaniego, que se celebra desde el siglo XVI siempre que el 16 de abril, día de Santo Toribio de Liébana, cae en domingo.
“Queremos que este Año Santo 2023 sea el de las personas, los peregrinos y los caminos como fórmula para que Cantabria se sitúe mejor en los mapas religiosos, culturales y naturales de todo el mundo”, fueron las palabras del consejero de Turismo, Javier López Marcano.
En el marco de este Año Jubilar, designado como ‘Acontecimiento de Excepcional Interés Público’, el Gobierno de Cantabria organizará una serie de actividades religiosas y culturales, encaminadas a poner en valor la importancia histórica, social, política y religiosa de la región de Liébana, con el Monasterio de Santo Toribio como punto central.
El privilegio de la celebración del Año Jubilar Lebaniego se produjo tras la bula del Papa Julio II que tuvo lugar el 23 de septiembre de 1512 y que convirtió al monasterio de Santo Toribio en uno de los lugares santos más importantes de Europa. El motivo de la bula papal es la presencia en el monasterio del ‘Lignum Crucis’, la reliquia que Toribio de Astorga había traído de Tierra Santa, el trozo del Leño de la Cruz de Cristo más grande que aún perdura. Por esta razón, a los peregrinos que recorren el Camino Lebaniego también se les conoce como ‘crucenos’.
El Monasterio de Santo Toribio acoge el trozo Leño de la Cruz de Cristo más grande que perdura
La peregrinación se puede hacer desde el Camino de Santiago del Norte (camino de la Costa) o desde el Francés (camino de la Meseta), pues la comarca Lebaniega está entre los dos. Si se viene desde San Vicente de la Barquera, aproximadamente en unos 70 kilómetros, se atravesarán pequeños pueblos y zonas de montaña. La llegada al monasterio se produce tras una subida de unos tres kilómetros desde Potes y, una vez allí, se les entrega el diploma del peregrino, la Lebaniega, firmada y sellada por la Fraternidad Franciscana.