20 diciembre, 2021
Nuevos confinamientos en países europeos, declaraciones de científicos que alertan de lo contagiosa que es la nueva variante ómicron, infecciones de personajes por todos conocidos como el tenista Rafael Nadal y, sobre todo, la reunión con los presidentes autonómicos convocada para el próximo miércoles (22 de diciembre) hacen que el fantasma de nuevas restricciones ponga en peligro la celebración de la Navidad. Los ciudadanos españoles, ante todas esas señales de alarma, se hacen una pregunta: ¿es posible que nos vuelvan a confinar?
Nada parece apuntar en la dirección de que se produzca un gran confinamiento como que comenzó en marzo de 2020, pero sí son cada vez más los datos, las medidas y las declaraciones que hacen sospechar que algo va a pasar y que habrá restricciones en Navidad. En su comparecencia para anunciar la Conferencia de Presidentes, Pedro Sánchez, reconoció su preocupación ante la sexta ola, si bien pidió “tranquilidad” y, sin avanzar medida alguna, recalcó que la exitosa campaña de vacunación desarrollada en España, con mucho más porcentaje de personas inmunizadas que otros países, hace que esta nueva embestida de la Covid-19 sea menos preocupante que las anteriores.
“Esta nueva ola de expansión reviste unas características muy diferentes a las anteriores. Hay más contagios, pero menos hospitalizaciones, lo que demuestra que las vacunas funcionan y que esta pandemia debe enfrentarse con la luz de la ciencia”, declaró el presidente del Gobierno, que añadió que, con todo, “el virus sigue estando entre nosotros y su combate es una prioridad que debe afrontarse de forma coordinada”.
A la espera de lo que puedan acordar en la reunión del miércoles, son muchos los Gobiernos autonómicos que ya han adoptado restricciones para Navidad por su cuenta y riesgo. A la exigencia del certificado Covid para acceder a bares y restaurantes, que se aplica ya en buena parte del territorio español, se suman propuestas como la del Gobierno vasco, que recomienda a los ciudadanos que eviten los abrazos durante estas fiestas navideñas, o la del consejero de Salud y Familia de Andalucía, Jesús Aguirre, que es partidario de que no se celebren cabalgatas de Reyes.
Frente a los líderes autonómicos más cautos, una vez más, se alza la figura de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que se mantiene firme en su deseo de proteger a sectores como la hostelería sin imponer restricciones. “Vienen semanas de mucho contagio por la nueva variante ómicron, pero esta no es como las anteriores. Por eso, consideramos que debemos seguir con las mismas políticas: precaución, vacunación masiva y sin cierres ni más prohibiciones”, manifestó.
La línea seguida por Ayuso contrasta con la del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que ya en el pasado puente de la Constitución había advertido de que, de crecer la incidencia de la pandemia, algo que ha ocurrido, no le temblaría el pulso a la hora de acometer cualquier medida que supusiera la protección de la salud de sus conciudadanos.
La situación no es mejor en el resto de los países europeos, muchos de los cuales han adoptado ya medidas mucho más restrictivas a las de las comunidades autónomas españolas. Uno de los últimos países en poner coto a la pandemia es Países Bajos, que ha decretado el cierre de todo comercio no esencial hasta el próximo 14 de enero. Esta medida, que supone en la práctica un nuevo confinamiento, se suma a la de limitar las reuniones fuera del hogar a dos personas de diferente domicilio y las que se celebren dentro de las casas a un máximo de dos visitantes.
La hostelería es la gran damnificada por las restricciones establecidas en Irlanda, donde los bares y restaurantes del país deberán cerrar sus puertas antes de las 20.00 horas. La ausencia de público en los estadios de fútbol alemanes y el restablecimiento de las limitaciones a los viajes en Reino Unido son otras de las medidas que más han trascendido.