10 febrero, 2021
Hasta diez años de cárcel. Esta es la pena que pueden llegar a soportar los viajeros que, al llegar a Reino Unido, oculten haber estado en alguno de los más de 30 países que, debido a la situación epidemiológica, son considerados de alto riesgo por el Gobierno británico.
Las nuevas medidas para contener la expansión de la pandemia y evitar la llegada de casos importados obligan a los viajeros que hayan visitado países potencialmente peligrosos, entre los que figura Portugal, a dejar constancia de ello en el formulario que deben rellenar al entrar en Reino Unido. De no hacerlo, pueden recibir una sentencia que les obligue a permanecer hasta una década en prisión.
Aunque la más llamativa, por la dura pena establecida, la fórmula para evitar mentiras de los viajeros no es la única que ha añadido el Gobierno que encabeza Boris Johnson. Los viajeros que hayan estado en alguno de esos países de riesgo estarán obligados a permanecer durante diez días en alguno de los hoteles que el propio Gobierno británico ha designado para tal fin. Además, quienes cumplan esa cuarentena deberán pagar de su bolsillo los cerca de 2.000 euros que cuesta la estancia, una cifra mucho más baja en comparación a la de la multa que les será impuesta de romper el aislamiento, que podría alcanzar los 11.400 euros.
También ha cambiado la forma de realizar los test, tanto por la cantidad de pruebas realizadas como por las frecuencias de las mismas. Ahora, además del test previo antes de llegar al país, los viajeros deberán superar otros dos, uno realizado en el segundo día tras la llegada y otro en el octavo.
El ministro de Sanidad británico, tras anunciar las medidas, reclamó a la población un esfuerzo para afrontar la pandemia y acusó a quienes incumplen las medidas y restricciones de “poner a todos en riesgo”.